Enoturismo
Cada estación del año merece una nueva incursión a las zonas vitivinícolas para descubrir el cambiante cromatismo del paisaje, del luminoso verdor de la primavera a los tonos miel del otoño. Conviene contemplar con ojo de águila la extensión de viñedos desde el cerro más alto para después atrapar el detalle.
Tras pisar la polvareda del camino, hay que afinar los sentidos para penetrar en la penumbra aromática de las bodegas. Intramuros de los templos del vino, se revela el arte de extraer la esencia más venerada de la naturaleza, sus sabios métodos ancestrales de envejecimiento y la tecnología de vanguardia para lograr sofisticados extractos.
En la agenda anual abundan ferias del vino, visitas guiadas, jornadas gastronómicas y las cuidadas citas culturales, como la 'Música entre vinos' de Jumilla. Siempre queda una visita más por hacer.